Jose Arguello | Honey

En los verdes y majestuosos paisajes de la finca Santa Cruz, ubicada en lo más profundo de la Reserva El Triunfo, el destino se entreteje con la pasión de José Argüello Enríquez y su familia. Este valiente caficultor mexicano, conocido por todos como Pepe, se alza como un guerrero del café, cuya lucha por la perfección ha trascendido fronteras.
Con su sombrero de ala ancha y sus manos curtidas por la tierra fértil, Pepe cultiva sus cafetales con una dedicación estoica. Desde las primeras luces del alba, se adentra en la neblina matutina para supervisar cada planta con un amor inquebrantable. Con paciencia y sabiduría, ha aprendido a escuchar los susurros de la naturaleza y a entender los secretos que sus cafés encierran.
En una épica competencia, el café de la finca Santa Cruz se enfrentó a los más poderosos y renombrados. Las Tazas de Excelencia fueron el campo de batalla, donde los paladares más exigentes juzgarían la valía de cada participante. Los corazones de Pepe y su familia latían con fuerza mientras esperaban el veredicto. Y entonces, el anuncio resonó como un trueno: ¡Santa Cruz, primer lugar! Un puntaje impresionante de 93.07 fue el premio merecido por su incansable dedicación.
Pero la grandeza de Santa Cruz no se detuvo ahí. Mientras los dioses del café sonreían, el café Geisha de proceso natural desplegaba su majestuosidad en cada sorbo. Su fragancia embriagadora y su sabor sublime conquistaron los paladares más exigentes, dejando una huella imborrable en la historia del café.
La victoria no solo yacía en el reconocimiento de los expertos, sino también en el amor y el respeto por la madre naturaleza. Por eso, la finca Santa Cruz fue galardonada con el premio “Café con prácticas amigables con la biodiversidad”. reflejando su compromiso con el medio ambiente, sino también el equilibrio perfecto entre la naturaleza y el arte del café.
Hoy en día, en cada taza de café proveniente de la finca Santa Cruz se encuentra el legado de un guerrero y la esencia de una historia épica. Sus granos, cultivados a 1,680 metros sobre el nivel del mar, son testigos del esfuerzo incansable y la pasión indomable de una familia. Cada sorbo evoca la fuerza de la naturaleza y la valentía de aquellos que luchan por la excelencia.
Así que, cuando sostengas una taza de café Santa Cruz en tus manos, recuerda el sacrificio y la dedicación que hay detrás. Disfruta de cada matiz de sabor, de cada aroma cautivador, y sé testigo de una epopeya que ha trascendido los límites del tiempo. Porque en cada gota, encontrarás la grandeza y la perseverancia que solo los verdaderos amantes del café comprenden.